miércoles, 10 de noviembre de 2010

LAS DOS SUMAS (Ricardo Pino)



LAS DOS SUMAS

Recuerdo perfectamente que una noche, en el hotel Ritz, un panameño, Ricardo Pino, hombre extraordinario, empezó una sesión escribiendo en una pizarra unos números; eran simplemente unas sumas.

Escribió seis sumas y en dos de ellas había equivocaciones, las otras cuatro estaban bien. Al terminar las seis sumas pidió al auditorio que, por favor, le hicieran comentarios de lo hecho.

Todo el mundo se le echó encima diciendo:

-Atención a la tercera suma, le falta el signo de suma, y 4 mas 6 no son 8, sino 10; y en la quinta pasa que 2 + 2 no son 5.

El fue preguntando, -¿No hay nadie que tenga nada más que decirme respecto al trabajo que he hecho?

Nadie contesto y él volviéndose al auditorio, dijo:

-Pensemos que desafortunadamente la reacción nuestra ante una pizarra con seis sumas, cuatro de las cuales estaban bien y dos mal, es la que hemos tenido: nos dedicamos a criticar y a chillar contra las dos sumas que no estaban bien, pero no felicitamos al autor por las cuatro que ha hecho bien.

Igual acostumbramos a hacer en la vida.

Este es realmente el trato que damos a nuestras relaciones humanas, con esposa, hijos, novios, novias, amigos y compañeros.

Sepamos decir una palabra de elogio, una palabra de agradecimiento por las cosas que están bien y que nos gustan, veremos que con ello estimularemos a los demás a hacer mejor las cosas y al mismo tiempo nos sentiremos más satisfechos de nosotros mismos al hacer sensible a todo lo bueno y lo bello que nos rodea.

Al juzgar, tengamos en cuenta que debemos aportar luz y no calor, y que

"Las faltas son grandes cuando el amor es pequeño".

Ricardo Pino

1 comentario:

C2ISLOV3 dijo...

Nos sentimos satisfechos y elogiados por las cosas bien hechas y, nos sentimos decepcionados, frustrados y enfadados cuando hemos efectuado una equivocación ó pequeño error y éste nos lo retraen. En nuestras relaciones personales es muy fácil reprochar y difícil elogiar porque no utilizamos la misma pauta.

Si no somos justos, lo mejor para estar satisfechos y no levantar el fuego, es callar.