jueves, 20 de mayo de 2010

SABIO PESCADOR



SABIO PESCADOR

Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito costero mexicano cuando llegó un botecito con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al mexicano por la calidad del pescado y le pregunto: — ¿Cuánto tiempo le tomó pescarlos?
—Sólo un poco tiempo —respondió el mexicano.
— ¿Porqué no permaneces más tiempo y sacas más pescado?, el americano luego le preguntó.
El mexicano dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.
—Pero... ¿qué haces con el resto de tu tiempo?, el americano luego preguntó.
—Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, me hecho una siesta con mi señora, voy todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Como ves, tengo una vida divertida y ocupada, dijo el pescador mexicano.
El americano replicó: —Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca, con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes, eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador, eventualmente abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este "pinche" pueblo e irte a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y eventualmente a Nueva York, donde manejarías tu empresa en expansión.
El pescador mexicano preguntó: —Pero, ¿cuánto tiempo tarda todo eso?
A lo cual respondió el americano: —Entre 15 y 20 años.
— ¿Y luego qué?
El americano se rió y dijo que ésa era la mejor parte: —Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones.
—Millones... ¿y luego qué?
Dijo el americano: —Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, echar una siesta con tu mujer, ir todas las noches al pueblo a tomar vino y tocar la guitarra con tus amigos.
El pescador respondió: -¿Acaso eso no es lo que tengo ya?
Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejaran ver las estrellas ¡LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO!

Autor Desconocido

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