jueves, 5 de agosto de 2010

ZANAHORÍAS, HUEVOS Y CAFÉ



ZANAHORÍAS, HUEVOS Y CAFÉ

Había una vez una hija que a menudo se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego.

Sacó la zanahorias y las puso en un tazón.

Sacó los huevos y los puso en otro tazón.

Sacó el café y lo puso en un tercer tazón.

Mirando a su hija le dijo:

-"Querida, ¿qué ves?"

-"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.

Entonces la hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.

Ella lo hizo y notó que estaban blandas.

Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro.

Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó:

-"¿Qué significa esto, padre?"

El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

-"¿Cuál eres tú?", le preguntó a su hija.

Cuando la adversidad llama a tu puerta ¿cómo respondes?

¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?

¿Y cómo eres tú?

¿Eres una zanahoria, que parece fuerte, pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable?
¿Poseías un espíritu fuerte, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido?
¿Por fuera te ves igual, pero eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?...

¿O eres como un grano de café?

El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor.

Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.

Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

Desconozco su autor

HOY SERÉ FELIZ



HOY SERÉ FELIZ

Hoy seré feliz.
Expulsaré de mi espíritu todo pensamiento triste.
Me sentiré más alegre que nunca.
No me lamentaré de nada.

Hoy agradeceré a Dios la alegría y felicidad que me regala.
Hoy trataré de ajustarme a la vida.
Aceptaré el mundo como es y procuraré encajar en el.
Si sucede algo que me desagrada, no me mortificaré, ni lamentaré:
agradeceré que haya sucedido.
Porque así se puso a prueba mi voluntad de ser feliz.

Hoy seré dueño de mis sentimientos, de mis nervios, de mis impulsos.
Para triunfar tengo que tener dominio de mi mismo.

Hoy trabajaré alegremente, con entusiasmo y pasión.
Haré de mi trabajo una diversión.
Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría.
Comprobaré mis pequeños triunfos, no pensaré en los fracasos.

Hoy seré amigable.
No criticaré a nadie.
Si comienzo a criticar una persona, cambiaré la crítica por elogios; toda persona tiene sus defectos y sus virtudes.
Olvidaré los defectos y concentraré mi atención en las virtudes.

Hoy evitaré discusiones desagradables.

Hoy voy a eliminar dos plagas:
la prisa y la indecisión.

Hoy viviré con calma, con paciencia, porque la prisa es la enemiga de una vida feliz y triunfante.
No permitiré que la prisa me acose ni que la impaciencia me abrume.

Hoy tendré confianza en mi mismo.

Hoy no envidiaré a los que tienen más dinero, más belleza o más salud que yo.
Contaré mis bienes y no mis males.
Compararé mi vida con otros que sufren más.

Hoy no tendré miedo.
Actuaré valientemente.
El futuro me pertenece.

Hoy no pensaré en el pasado.
No guardaré rencor a nadie.
Practicaré la ley del perdón.
Asumiré mis responsabilidades y no echaré la culpa a otras personas.

Hoy comprobaré que Dios me ama y me premia con su amor.

Hoy haré un bien a alguien.
Seré cortés y generoso.
Trataré de pagar un mal con un bien.
Al llegar la noche comprobaré que Dios me premió con un bien.
Al llegar la noche comprobaré que Dios me premió con un día de plena felicidad.

Y mañana haré otro día como hoy.

En Amor y Luz

Namastè

NO EDUCAS CUANDO (Rene Juan Trossero)



NO EDUCAS CUANDO

No educas cuando impones tus convicciones,
sino cuando suscitas convicciones personales.

No educas cuando impones conductas,
sino cuando propones valores que motivan.

No educas cuando impones caminos,
sino cuando enseñas a caminar.

No educas cuando impones el sometimiento,
sino cuando despiertas el coraje de ser libre.

No educas cuando impones tus ideas,
sino cuando fomentas la capacidad de pensar por cuenta propia.

No educas cuando impones el terror que aísla,
sino cuando liberas el amor que acerca y comunica.

No educas cuando impones tu autoridad,
sino cuando cultivas la autonomía del otro.

No educas cuando impones la uniformidad que adocena,
sino cuando respetas la originalidad que diferencia.

No educas cuando impones la verdad,
sino cuando enseñas a buscarla honestamente.

No educas cuando impones un castigo,
sino cuando ayudas a aceptar una sanción.

No educas cuando impones disciplina,
sino cuando formas personas responsables.

No educas cuando impones autoritariamente el respeto,
sino cuando lo ganas con tu autoridad de persona respetable.

No educas cuando impones el miedo que paraliza,
sino cuando logras la admiración que estimula.

No educas cuando impones información a la memoria,
sino cuando muestras el sentido de la vida.

Rene Juan Trossero

EL CAMINO PARA EL AMOR



EL CAMINO PARA EL AMOR

Solo cuando estés bien contigo mismo puedes estar bien con los demás.

Solo cuando manejas tu soledad, puedes manejar una relación.

Necesitas valorarte para valorar, quererte para querer, respetarte para respetar y aceptarte para aceptar, ya que nadie da lo que no tiene dentro de si.

Ninguna relación te dará la paz que tu mismo no te crees en tu interior.

Ninguna relación te brindará la felicidad que tu mismo no te construyas.

Solo podrás ser feliz con otra persona cuando seas capaz de decirle bien convencido:

"No te necesito para ser feliz".

Solo podrás amar siendo independiente hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que dices querer.

Solo se podrá ser feliz cuando dos personas felices se unan para compartir su felicidad, no para hacerse felices la una a la otra.

Para amar necesitas una humilde autosuficiencia, necesitas autoestima y la practica de una libertad responsable.

Pretender que otra persona nos haga felices y llene todas nuestras expectativas es una fantasía narcisista que solo nos trae frustraciones.

Por eso,
ámate mucho,
madura
y el día que puedas decirle a la otra persona:

"Sin ti me lo paso bien", ese día estarás preparado para vivir en pareja"